Los 266 signos fundamentales en el África occidental
Para los malinke, los bambara, los dogon, los bozo y los minyanka, los primeros signos, cuyo número asciende a 266, representan el “fundamento del conocimiento”, doni dyu (en bambara), la “semilla de todo conocimiento”, doni siya wo siya, aunque también, y principalmente, el fundamento de la creación. Y dicen: “el origen de todas las criaturas (es decir, de todas las cosas que han existido, existen o existirán) es (reside) en los signos”; “el conocimiento ha salido (surgido) de los signos”. Se considera que los propios signos proceden de un solo y único signo, ti kele pe, llamado también “signo ardiente o caliente” o “signo soporte”, ti kalama, símbolo a la vez de la unidad y multiplicidad del Dios creador.
[…] Para todas las poblaciones surgidas del Mandé*, el universo nació de un verbo, espíritu y pensamiento de un Dios creador que hizo surgir de la nada, en primer lugar, unos “signos” que designaban por anticipado todo aquello que debía hacerse. Después, Dios creó la materia en forma de una placenta** inicial sobre cuya pared se grabaron los signos iniciales de los seres y las cosas (ocho semillas y dos parejas de gemelos*** mixtos, prototipos del futuro hombre). De ello se sigue que las entidades a las que de ordinario se denomina “principios espirituales” sólo se conciben, de entrada, como la esencia de los signos inscritos en la placenta inicial o “seno” de Dios.
Por este motivo, los 266 signos fundamentales corresponden al número de días que totalizan los nueve meses que exige la gestación del ser humano. Tanto aquí como en otras partes del África negra, la relación entre el plano biológico y el sistema cosmogónico es evidente; subraya, asimismo, la importancia del factor tiempo en la estructura iniciática de la enseñanza (en la sociedad bambara del Komo, las clases de iniciados se reparten en categorías que corresponden a los 266 signos de la creación).
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Para los dogon****, el desarrollo de los seres y las cosas está asimismo prefigurado por 266 signos primordiales trazados en el pensamiento y la reflexión de un Dios único. Los doctores dogon han esbozado al respecto una notable teoría de los signos: dos signos -guías y ocho signos-maestros dan vida a unos signos móviles (completos), que hacen que las cosas alcancen la existencia. Los signos son propulsados por Amma en el espacio, donde atraviesan una serie de explosiones antes de adquirir su extensión en imágenes, figuras y dibujos.
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Así pues, entre los dogon, como por otro lado la mayoría de las sociedades del Mandé, el sistema de los signos gráficos permite explicar la génesis de un mundo en el que todos los componentes se encuentran, en el origen, trazados en el pensamiento de un Dios único.
Germaine Dieterlen
A: Diccionario de las mitologías. Volumen VI. Bajo la dirección de Yves Bonnefoy. Article de Germaine Dieterlen. p.83
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