Convenía que alguien, un día, se dedicase a escupir sobre Venecia. ¿Cómo? ¿Esta maravilla del tiempo no muere, sino que, por el contrario, resiste, persiste, brilla? El eterno espíritu de venganza no lo soporta. Tiene que investir a un poseído, a un filosofo amargado, a un mustio enamorado, a un frustrado de la política y de la historia, a un herido grave del placer, la literatura y el arte. Un francesito típico se encargará del asunto: Regis Debray (Contre Venise, Gallimard, 1995).
A: Diccionario del amante de Venecia, de Philippe Sollers. Dibuixos d'Alain Bouldouyre.Traducció de Marta Pino Moreno. Editorial Paidos. p.176
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