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dissabte, 17 de febrer del 2024

Estrofes venecianes de Joseph Brodsky


Només dos paràgrafs del pròleg de Ricardo San Vicente* per situar una mica el poeta Brodsky.

"El bagaje del joven Brodsky es, claro está, el de la tradición rusa, pero -como ocurre desde siempre con la cultura rusa, que se alimenta e impregna de la cultura universal- Brodsky bebe también de la tradición clásica y sobre todo de la poesia inglesa."

"Brodsky bebió (y fumó) la vida a grandes sorbos; se descubrió muy pronto poeta e hizo de su vocación un deber y un modo de vivir, intentó convertir el compromiso del ungido por el dios de la palabra en un placer, un trago amargo a veces, es verdad, pero placer al fin. Y se sintió agradecido por él; orgulloso y generoso de su don, el don de la palabra, se dejó usar para que su voz llegara hasta nosotros."

Trio unes estrofes; voldria triar-les totes.


*Del Pròleg "Joseph Brodsky o el tiempo como espacio", de Ricardo San Vicente. A: No vendrá el diluvio tras nosotros. Antología poética (1960-1966), Joseph Brodsky.



Estrofas venecianas ( I )

A Susan Sontang

I

Los pilotes mojados del embarcadero. Cabizbaja, una yegua
agita la crin en el crepúsculo, luchando contra el sueño.
Las clavijas de las góndolas-violines se mecen emitiendo un silencio intermitente.
Mientras más confiado es el moro, más palabras oscurecen el papel.
Y la mano, demasiado corta para abarcar un cuello tierno,
aprieta contra el rostro el encaje de un pañuelo de piedra
ajado por los dedos de Yago.


II

La plaza está vacía, los muelles desiertos.
Hay más rostros en los muros del café que en el café;
una muchacha con pantalones de seda toca el laúd
para un Mustafá ataviado como ella.
¡Oh, siglo XIX! ¡Nostalgia del Oriente! El desterrado
posa sobre la roca. Y la luna, como un leucocito,
entra en las obras de los rimadores
que mueren de tifus y dicen que es de amor.


VIII

La noche, multiplicada por el mar,
no da como resultado una multitud de ceros,
es decir de gente, aunque en verdad
sus óvalos se vuelven cada vez más blancos.
Deseos de quitarse la ropa, de tirar la coraza de paño,
arrojarse a una cama, abrazar huesos vivos,
como a un espejo ardiente, de cuya superficie 
ninguna uña te podrá arrancar.


1982



Estrofas venecianas ( 2 )

A Guenadi Shmákov


I

Ajada tras la noche, la nube alisa la harinosa vela.
Del bofetón del panadero, mate la mejilla
se llena de rubor y brilla una falsa gema
en el arcón de un prestamista.
Los basureros surcan las aguas. Como con una rama 
el escolar surca la verja al correr, los rayos del amanecer
cuentan columnas, arcos, adoquines y el tejer
de collares de algas.


VII

Así se sale del agua, al aturdir la costa agreste
con la lisura de la piel, una flor en la mano,
y, olvidado el vestido, ofreciendo a éste
el don de chapotear en lo lejano.
Así os poseen con mil gotas. Los que inmortales son
huelen a algas, por distinguirse del resto de las razas,
arrancando a las palomas del loco ajedrez, al son
de los cantones de las plazas.

VIII

Esto escribo sentado en una silla blanca,
bajo el cielo abierto, en día invernal,
con solo la chaqueta, varias copas, y a la boca
abriendo frases en mi voz natal.
Se enfría el café. Se mece la laguna en oleaje:
sus mil mínimos destellos martirizan la pupila gris
por el tesón de recordar este paisaje
capaz de prescindir de mi.


1982



A: No vendrá el diluvio tras nosotros. Antología poética (1960-1966), Joseph Brodsky. Edició de Ricardo San Vicente. 

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